Localidad: Revillarruz

Portada de la Iglesia de Revillarruz.

Dedicada a la Natividad de San Juan Bautista, se halla enclavada en un alto, junto al núcleo de población. De estilo renacentista, es muy difícil atribuirlas a un artista determinado, sobre todo por la falta de documentación conocida, pero el profesor Sebastián López considera que es obra de Juan de Salas.

Fue el rey de León, Alfonso III el Magno, quién mandó al Conde Porcelos la Fundación de Burgos que tuvo lugar en el año 884. Era un muro defensor contra los moros.

Después fueron los pueblos, sobre todo del sur, los que ampliaron el cerso defensivo de Burgos, y como punto de vigilancia para alertar a Burgos de estas continuas incursiones agarenas, ya que los moros estaban cerca del Fuero, también sobre las colinas y como  Signum levatum in nationes, como bandera religiosa que podía verse por los viandantes desde los caminos de la vega y a la vez, otear al enemigo y como estrategia de defensa pues cuesta abajo todos los santos ayudan, sobre una alta colina se hizo años más tarde, -siglo X-, la iglesia de Revillarruz de la que tenemos restos románticos, -siglo XI- en la acutal Sacristía. (sobre el valle del Ausín tenemos también como vigía la iglesia de Cojóbar con buenas muestras románicas).

 

La portada

El renacimiento dejó una muy importante huella en la iglesia de Revillarruz. Sobre esta iglesia románica se erigió la actual iglesia gótico-renacentista de arco ojival esbelto y con rosetones muy interesantes en la conjunción de los nervios. La portada pertenece a la escuela de Diego de Siloé, el mismo artista que hizo la Escalera Dorada de la catedral de Burgos.

 

El retablo

El retablo central tiene también la firma de un gran artista que era cofrade en la Cofradía de Santa Catalina de la Calle La Puebla de la Parroquia de San Lesmes Abad de Burgos. Se trata de Domingo de Amberes, tal vez traído a Burgos como los Colonia por el Obispo Alonso de Cartagena. Data del 1546 y es una de sus primera obras. Este artista realizó otros retablos de la provincia, como el de Palacios de Benaver.

 

Cruz renacentista

La iglesia contiene en su interior una cruz, con decoración muy renacentista y con bellas representaciones de las diferentes virtudes y escenas, de hondo simbolismo religioso, se completa con una custodia. Realizada en el periodo de transición comprendido entre los siglos XVI y XVII.

 

Historia de la Cruz de Revillarruz.

La Cruz de Revillaruz fue entregada por Jerónimo Corseto, el día 4 de mayo de 1578, a los mayordomos de la iglesia que se obligaron a pagarle la elevada cantidad de 222.375 maravedís. Pesó la curz treinta y cuatro marcos y seis onzas y media. Se concertó el precio de la hechura de cada marco a doce ducados - 4.500 maravedís-. Como era frecuente, Jerónimo Corseto recibió cinco marcos y medio en plata vieja, pero es una cantidad muy pequeña. La mayor parte la aportó el propio platero; es más, los cinco marcos se le dieron en el momento de entregar la cruz, luego el platero la había realizado enteramente a su costa, sinque la iglesia le adelantara ninguna cantidad de dinero. Pedro García Montero y Juan Fernánez fueron testigos de la entrega.

 

Como hemos señalado, la cruz está punzonada con las marcas de Pedro García Montero y de Maestre Jerónimo. Excelentemente repujada, presenta un repertorio iconográfico interesante en escenas que hablan del conocimiento que los autores tenían de grabados y obras italianas.

 

La Cruz de Revillarruz recrea una tipología creada por Juan de Horma y Miguel de Espinosa en los años treinta del XVI, es una cruz latina de brazos abalustrados con extremos romboidales. En los extremos se sobreponen medallones. Crestería fundida de aletas y crículos recorre el perfil de la cruz. Las planchas de la cruz van repujadas con cenefa de laurel, frutos y cueros que enmarcan virtudes; por el anverso Fortaleza, Justidica y Caridad y por el reverso Santas sin atributos particulares. Un crucificado de hermoso modelado corporal que sigue un tipo creado por Sebastián Olivares, preside el cuadrón en el que se repuja una caída de Cristo con la cruz, y José de Arimatea ayudándole a levantarse. La cenefa, de diseño muy bello, se forma con cueros y frutos. En los medallones de los extremos, escenas de la Pasión: la Oracion en el monte de los olivos, la Flagelación, el Llanto y el Bautismo de Jesús por el Bautista, que debía ir al reverso.

San Juan Bautista, patrón de la localidad, ocupta todo el reverso. En el cuadrón se dispone de su degollación. Sobre él la figura del santo con pieles y mostrando al Cordero. En los extremos se sobreponen medallones con los prendimientos de Jesús y el Bautista contrapuestos, el nacimiento del Bautista y la Resurreción del Cristo, que debía ir en el anverso. En un grueso toro, que sirve de base al cuerpo central, se repujan virtudes en medallones ovales, separados por mascarsa y frutos: Fe con palma y cruz, Esperanza representada por una mujer piadosa y expectante con la mirada a lo alto y el sol en el cielo, Prudencia con espejo y serpiente, Justicia con balanza y espada, Fortaleza sujetando una columna y Templanza vertiendo un líquido. Templanza y Prudencia visten a la romana con el pecho descubierto. Modulas con frutos, máscaras y cueros repujados dan paso al caón que se decora con drapeados y festones colgantes.

 

La Cruz es magnífica, de buena ejecución. Recurre a los fundidos pero los repujados son abundantes en el pie y en la cruz. Además una iconografía muy completa en torno a San Juan Bautista, patrono de la localidad. Responde al modelo de curz de brazos abalaustrados creado en los años treinta. Pequeñas variaciones ornamentales muestran la adaptación del modelo a las nuevas preferencias estilísticas, marcadas por la insistencia en los motivos desarrollados en el manierismo.

 

Pila bautismal.

Guarda bajo un arcosolio abierton en el muro norte una pila baustismal de piedra caliza, que tiene un diámetro de 139 cm y una altura de 90 cm, de los cuales 26 pertenecen a la base y 64 a la copa, ambas piezas independientes.

De forma troncónica, se remata con un soguado en el borde superior. Continúa con una decoración de bandas verticales, enmarcada a su vez entre dos franjas lisas horizontales. En su parte central alberga catorce arcos de herradura - forma que ha motivado que en ocasiones haya sido incluida dentro del estilo mozárabae - entre enjutas lisas que descansan en un collarino bien marcado, seguido de fustes lisos, algunos muy deteriorados, sobre basas que constan de un plinto muy evidente y un toro cobre él. El pie es semicircular, carente de decoración.

La parte inferior de la pila ha sido repicada en época posterior. En ciertos puntos queda salpicada de restos de policromía que nada tienen que ver son su cronología.

Esta tipología en absoluto es original. Su forma troncónica problamente era para un destino al bautismo de inmersión.

 

Cofradía de San Martín.

La Parroquia de Revillarruz tenía una relevante Cofradía llamada de San Martín; en la ermita tenemos un muy bello cuadro de San Martín. Esta Cofradía era pudiente en tierras y aún conserva algunas la parroquia, com restos de todas las propiedades que la cofradía parroquial poseía. Así pues, tenía ciertos medios económicos como para sostener un pequeño hospital de dos camas para pobres y transeúntes.

Muy posiblemente costeó esta Cofradía a los artistas que intervinieron en la portada y el retablo y de lo que sí consta es que sus mayordomos (administradores) son los que costean con dinero de esta cofradía parroquial la magnífica Cruz Procesional Plateresca.