Historia.

Revillarrruz está situado en la orilla derecha del rio Ausín o Ausines, de Arcos y de Cavia, que con estos nombres es conocido en su breve recorrido desde Los Ausines donde nace, hasta el Arlanzón en el que desemboca.

Escudo

El nombre es compuesto, tal como lo leemos en las primeras lecturas, escriben RIPIELLA FERROÇO . La primera palabra es latina, diminutivo de Ripa=Orilla. Sobre la segunda, que se reduce a RRUZ, discuten los expertos, buscando incluso raíces vascas para FERRUÇO que, se considera también palabra latina, FErrum=Hierro, que en el Altomedievo se usó como nombre propio y así lo comprobamos en documentos del monasterio de Cardeña, de Sahagún y de otros archivos. En este caso, don Ferro (Hierro) es el nombre del fundador de la Villa, siguiendo la costumbre de Sarracín, de Iriezo (Villariezo), de Atilio (Cardeñadijo y Tornadijo) y de otros muchos, que dejaron sus nombres en las villas que fundaron en la Castilla de finales del siglo IX y principios del siglo X.

Don Ferro no puedo alzar su modesto poblamiento hasta que no se consolidó la ciudad de Burgos y se asentó su castillo, suceso que ocurrió en el año 884. Con Burgos se cerró el anillo defensivo del Río Arlanzón, frente a la agresión continua de los moros, y pudieron fundarse las villas de la cuenca del Ausí y de los que se alzaron en la comarca de Juarros, en la Sierra y en el Campo de Muñó. Vinieron gentes del Norte de España, y también mozárabes, y volvieron a la vida los campos abandonados tras el hundimiento del Estado Visigodo en el año 711. Por estos sectores, dirigían la reconquista y repoblación los condes de Castilla, bajo la alta autoridad de los Reyes de Oviedo. No fue fácila la vida para don FERRO o FIERRO al instalarse en la frontera de la España cristiana y empezar una nueva vida sobre terruños difíciles y en guerra permanente. A cambio, se sentían libres en sus pequeños concejos y porpietarios de las tierras que labraban.

En 17 de febrero del año 1077, el primer obispo de Burgos, Don Jimeno, con conocimiento del rey Alfonso VI cambia sus tierras que posee en la Bureba por otras que la gran abadía de San Salvador d eOña posee en las orillas del Ausín. Entre los intereses que se intercambian está REVILLARRUZ. Para esta fecha (1077) la Villa tenía ya casi dos siglos de vida. Así se entiende que el obispo recibe "ad integrum" enteramente, REVILLARRUZ, con sus derechos y jurisdicciones que sobre ella ejercían los abades de Oña, a cuyo señorío se había entregado el conde don Sancho, fundador del monasterio oniense. Además nos enteramos que el sayón del alfoz de LOS AUSINES, al que pertenecía REVILLARRUZ, residía en esta Villa y desde ella ejercía su múltiple oficio de alguacil, verdugo, recuadador y delegado del teniente del castillo, en otras diez villas que se mencionan.

De octubre de 1199 es un documento del Archivo de la Catedral de Burgos que nos acerca la realidad de la Villa. En ese mes se reune un grupo de propietarios de haciendas, hombres y mujeres (estás con permiso de sus maridos) y acuerdan vender al adinerado Andrés Ibáñez cuanto poseen en la Villa, que debe de ser mucho, pues cobran 114 maravedíes alfonsinos, "buenos en oro y peso". Una muy alta cantidad en aquel tiempo, de una moneda vella y poderosa. Al acto, que atestigua el escribano Dionisio, acuden las autoridades de REVILLARRUZ: su alcalde, Pedro Ibáñez; el señor cura, don Rodrigo y un testigo vecinal, llamado Mate. El fiador es Rodrigo Fernández y como testigos leemos los nombres de sacerdotes, militares y vecinos de los pueblos cercanos a REVILLARRUZ.

La Villa se mueve en el concepto administativo a posiciones que hoy pueden extrañarnos, pues REVILLARRUZ aparece en el siglo XIV en la merindad de Castrojeriz, a través de la Jurisdicción de Juarros y La Mata que forma un gran enclave de dicha merindad, muy alejador de la villa castreña. Así nos encontramos en el importante Libro de las Beherías, mandado componer en 1350 para saber la situación de las poblaciones ante la Real Hacienda. La ficha aparece encabezada con el nombre: RIBIELLA FERRUZ y, a continuación nos declara que "este lugar es del obispo de Burgos".

Al Rey le pagan los impuestos de castillería (repaso y mantenimiento de los castillos) que supone 34 maravedises a los vecinos de nuestra villay que han de entregarlos al castillo de Burgos. También pagan al Rey los llamados servicios y monedas. Hasta la conquista de Algeciras pagaban fonsadera (impuesto militar), pero los dispendios del Estado castellano fueron muchos y se suprimieron esas exenciones. Del yantar (ayuda a la mesa del Rey) sí que seguían exentos. Al señor Obispo de Burgos le pagaban la martiniega, impuesto que se pagaba por la fiesta de San Martín (11 de noviembre) y que suponía 38 maravedíes; también le pagaban, como señor de la Villa, la infurción (impuesto de solares) que variaba según la renta de las personas: quienes labraban haciendas, 8 celemines de trigo; las viudas, 4 celemines; los mozos solteros con labranza, 4 celemines y, además, una gallina en Navidad. Advertiré que los maravedíes de 1350 poco tenían que ver con los que en 1199 había pagado en REVILLARRUZ don Andrés Ibáñez. Con un maravedí en 1199 se compraban dos pares de bueyes; con el de 1350, una gallina, eso sí, de buen ver y poner y con la cresta roja y levantada.

No sabemos cuándo desaparece el señoría del señor Obispo de Burgos sobre REVILLARRUZ, pero sospecho que en el siglo XVI y ase había liberado, y vuelto al realengo, reintegrándose en la Jurisdicción de Juarros y La Mata, compuesta de 20 localidades que reunía 870 vecinos, unos 5.000 habitantes. Durante la Época Moderna, la vida de la Villa se sigue con la precisión que proporcionan los muchos detalles que existen en los archivos, sobre todo los eclesiásticos y los notariales.

En este tránsito de la Edad Media a la Moderna sucedió una elevación de la prosperidad de la Villa en los campos materiales, culturales y espirituales. Es, por ejemplo, curioso la huella que el Renacimiento dejó en REVILLARRUZ, tal como apreciamos en la portada de la iglesia parroquial en la que se descubre la inspiración del Diego de Siloé y en la magnífica cruz procesional, plateresca, y en el copónostensorio, verdaderas alhajas de arte que revelan la altura espiritual y la material del pueblo que encarga sus obras a los mejores maestros del momento. Hay que ponderar también la pila bautismal y otras labores de meritorio arte.

Síntesis del Catastro del Marqués de la Ensenada

Los vecinos declaran que su Villa es realenga, incluida en la Jurisdicciónde Juarros y La Mata, de la merindad de Castrojeriz; sin embargo, es la ciudad de Burgos la que en la práctica controla la administración, pues ella nombra un corregidor escribano y merino, más dos procuradores; este hecho no genera señorío, vasallaje ni ningún otro derecho.

La economía es agraria y en el término se cultivan 386 fanegas de sembradura, de primera calidad (36 y media); 93 de segunda y 570 tercera. La medida de la fanega la marca la simiente que se arroja en el surco. Se cosecha cereales, lino y vino, aunque éste en escasa cantidad, pues sólose cuidan 30 obreros de viña, formando 100 cepas un obrero. Hay también algunos frutales y algunos plantíos de árboles. Junto a la agricultura funciona una ganadería consistente en los pares de labranza y las cabezas de ganado ovino, vacuno y caballar, más los cerdos de las matanzas familiares y 74 colmenas, que cada una renta tres reales de miel y de cera.

Los vecinos son 43 (200 habitantes) y todos labradores y del estado llano. Hay cinco forasteros o solo habitantes en la Villa, en la que por cierto, no hay jornaleros ni pobres de solemnidad. El primero de los habitantes es el maestro de una escuelita de primeras letras y al que el pueblo acude con 20 fanegas de trigo al año. Alabemos al pueblo que se preocupa por la educación de sus hijos y alabemos al maestro que enseña por veinte fanegas de trigo que en el mercado valdrían 300 reales. Hay un sastes, que ganará 720 reales al año; un herrero con 1.060 reales; un cirujano-barbero que cobra 80 fanegas de trigo (1.200 reales) y un guarda de campo.

El pueblo está pasando un mal momento financiero: por una parte, había construido un molino y por otra ha tenido pleitos con Hontoria de la Cantera y con Revilla de la Fuente (hoy despoblado) y tuvo que endeudarse en 6.750 reales para seguirlos, cantidad que devenga unos intereses del 3%, que es la que entonces se permitía entre cristianos. Ya tenía 158 fanegas de pan medado (mitad trigo, mitad cebada) hipotecadas y otros 550 reales al 3% de una obra pía. Y menos mal que de los diezmos de la Iglesia dos tercios se quedaban en el pueblo, toda vez que la parte del Rey se quedaba el Concejo con ella. Parece que REVILLARRUZ tenía buena relación con los Reyes.

Para hacer frente a los gastos estaban la prorrata entre los vecinos, la taberna y los molinos. La taberna rentaba 300 reales al año y los molinos, que eran tres, 1.080 reales. Eran dos de una rueda y uno de dos ruedas y molían todo el año con las aguas del Ausín. El de dos ruedas había exigido esfuerzo y préstamos, pero era un buen negocio para el Concejo, que ingresaba de maquilas 700 reales al año.

Hay un hospitalillo de dos camas, para pobres y transeúntes que sostiene la cofradía de San Martín, de la iglesia de San Juan Bautista. Algunos vecinos se dedican a la arriería y entre ellos destaca Melchor Ordóñez que trajina vinos con un mulo y 11 burros y obtiene unas ganancias de 4.000 reales al año.

Así transcurría la vida en la paz y laboreo de los campos en el mantenimiento de las tradiciones y costumbres de Castilla. Mal se abrió el siglo XIX con la guerra glorioso de la Independencia y complicaciones posteriores. Hacia 1842, cuando ya REVILLARRUZ pertenecía al partido de Burgos, la población era de 140 habitantes. Seguía funcionando la escuelita municipal y ya el maestro cobraba 22 fanegas de trigo por curso anual. Los molinos de una rueda habían desaparecido y quedaba el de dos ruedas. La parroquia bajo la advocación de San Juan Bautista y la ermita de la Virgen del Rosario, animaban la vida local. La agricultura y ganadería no habían variado. En el campo se cazaban liebres y en el río sabrosas truchas y barbos. Se pagaban al Estado 2.238 de contribución. En 1900 los habitantes eran 224 y en 1950 ascendían a 350.

Las modificaciones impuestas por la Economía y la Industria al agro español en la segunda mitad del siglo XX, también afectaron a REVILLARRUZ. Aparecieron la mecanizacion, los abonos químicos, la concentración parcelaria; llamó la Industria y muchos vecinos tuvieron que abandonar su solar milenario. Pero, la llano se apagó. Los que se quedaron supieron resistir y adaptarse; los que se fueron se lelvaron el vivo recuerdo de su Villa y fueron fieles a su memoria. Este deseo de poseer su escudo municipal testimonia su pasión por el terruño solariego.

Escudo Municipal

El escudo municipal de Revillarruz sirve de expresión de la personalidad de la misma, de distinción entre las entidades semejantes y de satisfacción para los hijos de ella. No carece de Historia ninguna de las poblaciones de Castilla la Vieja, en la que la mayoría de ellas superan el milenio de vida. Revillarruz no es una excepción y sus elementos constitutivos se podrán expresar según las normas de la Ciencia Heráldica y de acuerdo con la Ordenanza respectiva de la Junta Autonómica de Castilla y León competente en la matria.

Partido primero: En gules, torre de oro, almenada y mazonada de sable y aclarada de azur, surmontada de medio cuerpo de guerrero en plata, con espada de lo mismo levantada a la diestra.

Partido segundo: En sinople, báculo de plata, acompañado en palo de cruz renacentista de plata y dos espigas de oro en sotuer. En punta, onde de plata. Al timbre corona real cerrada.

En escudo de dos cuarteles se quiere expresar:

En el primero, la historia sacrificada, su cooperación a los ideales castellanos, primero con el militar y luego con la abnegada labor de sus campos. Rinde homenaje a Ferro o Ferruccio, un capitan de foramontanos y un jefe de labradores y de pastores establecidos en momentos difíciles en las orillas del Rio Ausín.

En el segundo cuartel, incluimos la historia pacífica de la Villa: la administracion episcopal que durante siglos tuvo (báculo); el gusto artístico de los vecinos en la cruz plateresca y su carácter y economía agraria en las dos espigas maduras. La onda de plata es expresión del Río Ausines, compañero de la Villa, que regaba con sua aguas los linares y las empleaban también para mover molinos. La corona real cerrada significa el reino de España, palabra sagrada para los vecinos.